Una de las primeras cosas que empezamos a hacer en , y que seguimos haciendo, es enviar información interesante a nuestros compañeros de trabajo, , etc…

Café para todos

Café para todos

Dependiendo de los objetivos que tengamos con nuestra presencia en Internet, y a quien nos dirijamos, esa información puede ser:

  • Personal / ocio: desde información sobre un viaje, restaurante, película, etc…, hasta chistes, vídeos de Youtube, etc…
  • : enlaces a contenido (posts / entradas, artículos, , etc…), que esté relacionado con la profesión o intereses profesionales de los destinatarios.

En un principio sólo teníamos una posibilidad: el email. Herramienta que por mucho que se diga, seguirá vigente durante mucho tiempo. Pero, desde que , Twitter, Google Reader, Delicious, etc…, han entrado en escena, y los navegadores han evolucionado ofreciéndonos nuevas formas de compartir el contenido interesante (con add-ons, bookmarklets, etc.), nos hemos convertido en “pequeñas máquinas de emisión de contenido”.
Además de las ventajas evidentes que tiene la difusión de la información (no voy a entrar en ellas), el aumento de las posibilidades de reenvío (especialmente en los envíos de información más profesional), afecta a:

  • Calidad de las relaciones: un tema ampliamente discutido, pero que en cierto sentido se ve afectado, por el simple motivo de que tratamos a todos por igual. Tanto las personas más cercanas, como los “contactos lejanos” reciben el mismo texto y enlace.
  • Calidad de la información: cuando resulta tan fácil distribuir la información, tendemos a enviar sin pararnos demasiado tiempo a valorar si con ese enlace aportamos algo, o sólo estamos generando ruido (enviando por enviar). Muchas veces es difícil separar una cosa de la otra. Mi consejo es, si no tienes claro que vas a aportar algo a quien lo recibe, no lo envíes. Cuanto mayor sea el número de destinatarios (ya sea por email, redes sociales, Twitter, etc.), en mi opinión, deberíamos ser más restrictivos aún. “Lo bueno si breve dos veces bueno, y lo malo, si poco, no tan malo”.
  • Frecuencia y medio de envío: otro tema importante es el número de enlaces que envíes y por qué medio lo hagas. Por poner un ejemplo, no es lo mismo enviar cinco, diez o quince noticas al día y hacerlo por email o Twitter o Facebook. En función de la herramienta social que usemos, quince envíos pueden no ser demasiados (Twitter) o una barbaridad (email).

Además, deberemos tener en cuenta que en función de cómo cuidemos estas tres cosas, nuestra reputación online mejorará o empeorará.

¿Qué podemos hacer para que nuestros envíos de información aporten y despierten interés en el receptor?

1) Personalizar: en la medida de lo posible debemos tratar de personalizar estos envíos:
a) Email: añadiendo comentarios explicativos, y motivos del envío.
b) Redes sociales: introduciendo el contenido que enviamos y usando los grupos. Habrá cosas que interesen a todos los miembros de nuestra red, y otras que no.
c) Twitter: apuntando las opciones que nos ofrece esta herramienta.

  • Si el contenido va a interesar a alguien en especial, trata de añadir su usuario en el mensaje.
  • Añade comentarios y si es necesario (sin desvirtuar el post), adapta el título para que los destinatarios lo entiendan mejor.
  • Utiliza hashtags (#) para que resulte más fácil agrupar contenidos.
  • Utiliza los mensajes directos (DM) para las cosas más importantes.
  • Si has encontrado el contenido por un reenvío (RT), haz lo mismo. Nunca reenvíes algo que te han hecho llegar como propio (como si lo hubieses encontrado tú).

2) Filtrar: lo hemos comentado antes. El resumen sería, si no tienes claro que vas a aportar algo a quien lo recibe, no lo envíes.
3) Seleccionar el medio y frecuencia de envío: cada medio de envío tiene un nivel de intrusión (para el destinatario), así que a mayor intrusión, menor frecuencia.

¿Qué otras cosas crees que se podrían hacer?

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