Una de las primeras cosas que empezamos a hacer en Internet, y que seguimos haciendo, es enviar información interesante a nuestros compañeros de trabajo, amigos, etc…

Café para todos

Café para todos

Dependiendo de los que tengamos con nuestra presencia en Internet, y a quien nos dirijamos, esa información puede ser:

  • Personal / ocio: desde información sobre un viaje, restaurante, película, etc…, hasta chistes, vídeos de , etc…
  • Profesional: enlaces a contenido (posts / entradas, artículos, , etc…), que esté relacionado con la profesión o intereses profesionales de los destinatarios.

En un principio sólo teníamos una posibilidad: el email. Herramienta que por mucho que se diga, seguirá vigente durante mucho tiempo. Pero, desde que Facebook, Twitter, Google Reader, Delicious, etc…, han entrado en escena, y los navegadores han evolucionado ofreciéndonos nuevas formas de compartir el contenido interesante (con add-ons, bookmarklets, etc.), nos hemos convertido en “pequeñas máquinas de emisión de contenido”.
Además de las ventajas evidentes que tiene la difusión de la información (no voy a entrar en ellas), el aumento de las posibilidades de reenvío (especialmente en los envíos de información más profesional), afecta a:

  • Calidad de las relaciones: un tema ampliamente discutido, pero que en cierto sentido se ve afectado, por el simple motivo de que tratamos a todos por igual. Tanto las personas más cercanas, como los “contactos lejanos” reciben el mismo texto y enlace.
  • Calidad de la información: cuando resulta tan fácil distribuir la información, tendemos a enviar sin pararnos demasiado tiempo a valorar si con ese enlace aportamos algo, o sólo estamos generando ruido (enviando por enviar). Muchas veces es difícil separar una cosa de la otra. Mi consejo es, si no tienes claro que vas a aportar algo a quien lo recibe, no lo envíes. Cuanto mayor sea el número de destinatarios (ya sea por email, , Twitter, etc.), en mi opinión, deberíamos ser más restrictivos aún. “Lo bueno si breve dos veces bueno, y lo malo, si poco, no tan malo”.
  • Frecuencia y medio de envío: otro tema importante es el número de enlaces que envíes y por qué medio lo hagas. Por poner un ejemplo, no es lo mismo enviar cinco, diez o quince noticas al día y hacerlo por email o Twitter o Facebook. En función de la herramienta social que usemos, quince envíos pueden no ser demasiados (Twitter) o una barbaridad (email).

Además, deberemos tener en cuenta que en función de cómo cuidemos estas tres cosas, nuestra reputación mejorará o empeorará.

¿Qué podemos hacer para que nuestros envíos de información aporten y despierten interés en el receptor?

Personalización

Personalización

1) Personalizar: en la medida de lo posible debemos tratar de personalizar estos envíos:
a) Email: añadiendo comentarios explicativos, y motivos del envío.
b) Redes sociales: introduciendo el contenido que enviamos y usando los grupos. Habrá cosas que interesen a todos los miembros de nuestra red, y otras que no.
c) Twitter: apuntando las opciones que nos ofrece esta herramienta.

  • Si el contenido va a interesar a alguien en especial, trata de añadir su usuario en el mensaje.
  • Añade comentarios y si es necesario (sin desvirtuar el post), adapta el título para que los destinatarios lo entiendan mejor.
  • Utiliza hashtags (#) para que resulte más fácil agrupar contenidos.
  • Utiliza los mensajes directos (DM) para las cosas más importantes.
  • Si has encontrado el contenido por un reenvío (RT), haz lo mismo. Nunca reenvíes algo que te han hecho llegar como propio (como si lo hubieses encontrado tú).

2) Filtrar: lo hemos comentado antes. El resumen sería, si no tienes claro que vas a aportar algo a quien lo recibe, no lo envíes.
3) Seleccionar el medio y frecuencia de envío: cada medio de envío tiene un nivel de intrusión (para el destinatario), así que a mayor intrusión, menor frecuencia.

¿Qué otras cosas crees que se podrían hacer?

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