1. Definir el objetivo que tendrá tu newsletter es un primer paso que no puedes saltarte.
Por ejemplo: dar visibilidad, abrir mercado, mantener el contacto con los clientes, aumentar las ventas (up selling y cross selling), informar de novedades de productos, recoger feedback… Hay que tener en cuenta que cualquier propósito que te ocurra complementará a otras estrategias de marketing online, no hay que dejarlo todo en manos de una campaña emailing.
2. Una vez contestada la pregunta de para qué quieres una newsletter, responder cuál es tu público objetivo te diriges ha de resultar fácil.
Clientes o prospects son las respuestas que mejor casan con las ideas que acabamos de ver, pero también puedes dirigirte a inversores si haces una newsletter institucional o incluso orientada a la competencia si, igual que debieras hacer tú con la tuya, te sigue alguna empresa rival.
3. La selección de temas y su enfoque variarán también en función del objetivo de la newsletter y será lo que marque su línea editorial. De manera general, hay dos posibles orientaciones: comercial y divulgativa. El correcto equilibrio entre las dos es fundamental para atraer y retener a los suscriptores. Con una información seleccionada cuidadosamente y evitando el exceso de autopromoción, podrás evitar que haya abandonos en la lista.
4. Otra posible causa de desuscripción es una frecuencia excesiva o insuficiente. Elegir el calendario más adecuado dependerá de la organización interna de la empresa pero una edición semanal es la más recomendable para poder establecer una relación con los suscriptores, mantener la lista limpia y no aumentar demasiado la carga de trabajo de los responsables. Una vez fijada la periodicidad, mejor no la modifiques para ir acostumbrando a los suscriptores a tus mensajes.
5. Resolver estas cuestiones corresponde al comité responsable de la newsletter. Casi la última decisión antes de ponerse a escribir es aclarar la jerarquía y los procesos para los posibles departamentos afectados, si es que hay otros además de marketing y comunicación. Hay que tener en cuenta validaciones y plazos de entrega para la selección de temas, redacción del contenido, maquetación, envío y análisis de resultados.
6. También será decisión suya el nombre de la newsletter que debe reflejar estas respuestas y, por supuesto, también los valores de la empresa, por eso conviene retrasar su elección al final.
Sirve desde un juego de palabras a simplemente añadirle al nombre de tu empresa el apellido “newsletter”, siempre y cuando sea memorable y lo suficientemente único y representativo como para que la competencia no pueda aprovecharlo.
7. Pero no podríamos hablar de escribir una newsletter sin dedicar unas líneas a posiblemente los 50 caracteres más importantes de cada número: el asunto. De él depende que se lea el email y por eso puede ser considerado un titular: ha de atraer la atención, describir el contenido y ser único.
Personalizarlo o incluir sensación de urgencia puede ayudar a aumentar el open rate mientras que utilizar las mayúsculas, exclamaciones y palabras tipo “gratis” o “€” puede hacer que sea considerado spam.
8. Tan importante es el asunto como el remitente. Asegurar que sea una cuenta de correo válida, no un alias, y preferiblemente con un nombre y apellidos (los mismos que los de la firma) en lugar de una cuenta genérica ayuda a dar personalidad a la newsletter y a aumentar la confianza en los contenidos, como siempre, lo verdaderamente importante.
Eva Sanagustín Fernández
Su vida profesional gira en torno al marketing de contenidos y dedica su tiempo libre a los social media. Descarga sus ideas sobre publicidad y medios, sociales y de masas, en downloading + media y más brevemente en @evasanagustin. También copila enlaces, imágenes y vídeos sobre estos temas en su tumblr d+m Xpress.
Ha publicado cinco libros, todos con los blogs y el social media marketing como común denominador.
Y edita una newsletter semanal sobre marketing de contenidos.
Más información en http://www.evasanagustin.com

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