Hemos perdido el lado humano del marketing

Con el paso del tiempo el marketing se ha ido deshumanizando. , la globalización, la evolución de la tecnología y otros muchos factores han hecho que perdamos la perspectiva.

Nuestra misión como profesionales del marketing es acompañar a nuestra audiencia durante el proceso de compra y en su como cliente después.

El éxito de una estrategia de marketing depende de lo bien que conozcamos a nuestra audiencia y de nuestra capacidad de conectar con ellos. Y esto depende de que seamos capaces de aportarles valor y mostrar el lado humano de nuestra empresa. En definitiva, depende de establecer una conexión emocional empresa-cliente.

Somos seres sociales y necesitamos sentir esa conexión con las empresas con las que interactuamos. Una cosa es que, superado esa fase, podamos preferir una atención más rápida e impersonal, pero incluso ese tipo de transacciones tienen una parte emocional.

Pensad en experiencias de usuario en webs sobresalientes, en servicios de atención al cliente extraordinarios, etc. en la emoción que sentimos al ser bien tratados, en las ganas que tenemos de recibir el producto o servicio tras estas experiencias.

Como profesionales del marketing parece que cuando pasamos de la parte compradora a la vendedora, nos olvidamos de que estamos tratando con personas y de cómo nos gusta que nos traten a nosotros.

Vendemos a personas, hagamos un marketing dirigido a ellas

Todos estos factores que nos han hecho perder la perspectiva y la orientación obsesiva a la venta (no al proceso, a la pura transacción), nos han llevado a pensar que hay un atajo para el éxito de nuestro marketing.

Buscamos una fórmula mágica, el “botón vender” en alguna herramienta que nos permita conseguir los de una forma inmediata. Optimizamos procesos, medimos, probamos nuevas tácticas… ¡y nos olvidamos de nuestros clientes! ¡sólo vemos números!

Por supuesto que tenemos que apoyarnos en la tecnología, pero esta debe hacer precisamente eso, apoyar, no convertirse en el director de marketing de la estrategia.

Tenemos que volver a las raíces del marketing donde busquemos lo que realmente interesa a nuestra audiencia, donde busquemos la forma de aportarle valor más allá de las funcionalidades, donde esa satisfacción plena de nuestros clientes nos lleve a conectar emocionalmente con ellos, donde la marca represente mucho más que un logo y unos colores… donde nuestro marketing sea realmente humano (estamos vendiendo a personas no a máquinas).

¡Para vender necesitamos emocionar!

 

La foto que acompaña al artículo (humanos y robots) es de ShutterStock

¿Te gusta lo que estás leyendo? Suscríbete a mi newsletter

    *Revisa tu email para confirmar la suscripción (no olvides mirar en tu carpeta de spam)

    Responsable: Tristán Elósegui, siendo la Finalidad; envío de mis publicaciones así como correos comerciales. La Legitimación; es gracias a tu consentimiento. Destinatarios: tus se encuentran alojados en la plataforma de con la que : Brevo, Sociedad por Acciones Simplificada (Société par actions simplifiée), inscrita en el Registro Mercantil de París con el número 498 019 298 y con domicilio social en 7 rue de Madrid, 75008 Paris, France. Podrás ejercer Tus Derechos de Acceso, Rectificación, Limitación o Suprimir tus datos en tristan@tristanelosegui.com. Para más información consulte nuestra política de privacidad

    6 comentarios

    • Javier Martin Contestar

      Buena reflexión, es una pena haber priorizado el mensaje puramente comercial a la opción de cercanía e impacto… y de instrusismo hablamos otro día… ¡Buen artículo!

    • David Contestar

      Hola,me parece un pensamiento muy actual pero en algún momento el factor emocional quedará en un segundo plano.Podría tener esto ventajas desde el punto de vista del marketing?Gracias de antemano

        • David Contestar

          Porque cada vez el marketing tiene un objetivo más individualista y enfocado más en lo económico

          • Tristán Elósegui Contestar

            Muchas gracias por tu aportación David. Totalmente de acuerdo. Yo creo que sobre todo el causante es la obsesión por las ventas a corto plazo.

    Deja un comentario