La historia del leñador y el emprendedor

Emprender es una carrera de fondo en la que solo unos pocos son capaces de llegar a la meta. La mayoría empieza la carrera corriendo con fuerza, pero según avanza la carrera se empiezan a encontrar problemas.

Uno de los temas en los que insisto tanto a los emprendedores con sus proyectos, como a las Pymes con la optimización del marketing, es que hay que «afilar el hacha antes de empezar a cortar el árbol».  Necesitamos preparación previa para poder llevar a cabo el proyecto sea cual sea.

Este aprendizaje básico proviene de un cuento anónimo. Este es el comienzo del capítulo 2 de mi libro «Marketing para emprendedores» con el que pretendo inspirar a los lectores para iniciar sus proyectos con un nuevo enfoque. Deja que te lo cuente y después vemos cómo lo aplicamos al emprendimiento (incluido un vídeo explicativo).

La historia del leñador

Hace un tiempo, un joven llegó a la serrería de un bosque, donde era necesario talar árboles que luego se destinaban a hacer magníficos muebles. Habló con el responsable y este, al ver el aspecto y la fortaleza de aquel joven, lo aceptó sin pensárselo y le dijo que podía empezar al día siguiente.
Durante su primer día en el bosque trabajó duramente y cortó muchos árboles.

El segundo día trabajó tanto como el primero, pero su producción fue escasamente la mitad del primer día.

El tercer día se propuso mejorar su producción. Desde el primer momento golpeaba el hacha con toda su furia contra los árboles. Aun así, los resultados fueron menguando, a la par que su cansancio empezaba a acusarse de forma desmesurada.

Cuando el leñador jefe observó el escaso rendimiento del joven leñador, le preguntó:

—¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?

El joven respondió:

—Realmente, no he tenido tiempo… He estado demasiado ocupado cortando árboles…

Lecciones de la historia del leñador para emprendedores

Esta historia refleja perfectamente los inicios de un proyecto. Solemos empezar con mucha fuerza e ilusión, pero no medimos. Me recuerda a un viejo anuncio que decía así: «La potencia sin control no es nada» (anuncio de Pirelli con Carl Lewis). Algo parecido nos pasa al poner en marcha un emprendimiento.

Pero pasado el frenesí inicial empezamos a tomar algo de tiempo para pensar cuando las cosas no salen como esperábamos. Pensamos «¿Qué estoy haciendo mal?». La conclusión más clara después de haber leído el cuento es que nos hemos dado cuenta de que no habíamos «afilado el hacha».

Pero los aprendizajes de esta historia van mucho más allá. Si asimilamos nuestro camino como emprendedores al cuento del leñador, podríamos establecer numerosos paralelismos:

  • Necesitamos aprender a cortar árboles: formación.
  • Necesitamos saber seleccionar cuáles cortar y cuáles no: estrategia.
  • Necesitamos establecer un orden para ser más eficientes: planificación.
  • Necesitamos afilar el hacha: preparar nuestras herramientas y seguir formándonos.
  • Necesitamos evolucionar en nuestro trabajo: nuevas formas de hacer las cosas, nuevas herramientas [hacha vs. sierra], es decir formación continuada.
  • Necesitamos aprender a seleccionar los árboles con la madera que mejores resultados dan a la hora de fabricar muebles: medición y optimización.

La lista de cosas que se requieren para nuestra preparación antes de salir a vender (cortar los árboles) es larga.

No significa que nos quedemos parados hasta tener todo controlado, sino que nos enfocaremos en la mejora continua para optimizar nuestros resultados día a día. Hacemos la preparación inicial necesaria y vamos trabajando sobre estos puntos según avanzamos.

Aprendizajes de la historia del leñador para equipos

Si damos dos pasos para atrás y vemos la historia del leñador con los ojos del resto de personas que estaban presentes, encontramos otra serie de lecciones importantes.

Veamos cada personaje de la historia:

  • Leñador joven: nosotros al empezar el proyecto, independientemente de nuestra edad, ¡claro! J
  • Leñador jefe: necesitamos una persona que tenga una visión de contexto del proyecto, que nos advierta de nuestros errores y nos guíe (un mentor).
  • Otros leñadores (equipo): ¿os imagináis lo que pensarían cuando le veían cortando con el hacha sin afilar? Cómo hubiese cambiado el cuento si les hubiese pedido ayuda, si hubiesen cortado los árboles juntos,…

Espero que este cuento os inspire y os haga reflexionar sobre vuestra forma de trabajar. ¡Las enseñanzas de este cuento son casi interminables! Si quieres saber más sobre la preparación previa de los emprendedores, aquí tienes toda la información sobre mi libro «Marketing para emprendedores»

Para redondear el artículo os dejo un vídeo sobre esta historia:

 

 

La imagen que acompaña al artículo (historia del leñador) es de Freepik

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